Mujeres organizadas y huertos de la Red de Comercio Justo y Solidario de la Sierra de Zongolica.

La primera cosecha. Entre rábanos y ecofeminismo

Por: Indira Rodríguez.

Hemos de analizar las relaciones entre la violencia de los sistemas económicos injustos
y no sostenibles y la frecuencia y crueldad crecientes de la violencia contra las mujeres.
Hemos de comprender como se intensifica la violencia contra las mujeres
debido a la fusión de las estructuras del patriarcado tradicional
con las estructuras emergentes del patriarcado capitalista.
Vandana Shiva.

Los huertos que se han instalado en municipios de la sierra de Zongolica son un esfuerzo complementario entre las mujeres y su comunidad, a través del acompañamiento de Kalli Luz Marina y la Red de Comercio Justo y Solidario de la Sierra de Zongolica.

Son 15 compañeras que fueron beneficiadas con la construcción de sus huertos y un tinaco para la captación de agua. Tras las capacitaciones de lo que implica un huerto básico, las compañeras pusieron manos a la obra para trabajar este huerto y caminar con la historia de la red; desde junio de este año y hasta la fecha entre compañeras dieron se organizaron para hacer las camas de tierra, preparar y germinar las semillas y hacer composta. Se ha trabajado en el acompañamiento para conocer las necesidades de cada mujer beneficiaria, entre ellas fue el manejo de las semillas, de desechos orgánicos y motivar el entusiasmo de seguir aprendiendo.

Las compañeras, comparten el huerto con familiares y con la comunidad que habita alrededor, se han dado a la tarea de organizar la faena y con ello la siembra de las semillas que ya fueron germinadas. Otras compañeras cuentan con dificultades de tiempo y espacio, pues todas tienen otras ocupaciones, lo que ha derivado en que el proceso sea más lento. Entre las ocupaciones de las compañeras unas se encargan de ser madres, otras son estudiantes, trabajadoras, abuelas y entre otras, cada una complementa su ejercicio con el huerto.

Entre las experiencias se ha encontrado el trabajo con las plantas medicinales, el uso para conservas de alimentos, los abonos y también la organización para llevar un huerto, la principal misión de los huertos es la cosecha de hortalizas y estas son para el consumo propio, familiar y comunitario. Como tal, es por eso que desde la acción nos permitimos ver como una organización que genera pistas para entender cómo se relacionan los aportes del ecofeminismo con la relación de habitar la tierra y comprender las violencias, así como reconocer una economía entre mujeres, la sustentabilidad y la soberanía alimentaria.

Dentro de la violencia simbólica se tornán procesos donde la economía entre las mujeres en comunidades rurales e indígenas dependen de la pareja y esto solo para los gastos familiares, otras deciden trabajar ya sea fuera o en casa y si las deja su misma pareja. En otros casos la mayoría son responsables de la familia y la economía, es por ello que se dedican a ser comerciantes, ayudantes de casa o vender algun producto o más de uno.

Dentro de esta experiencia el comercio se ha tornado injusto para las mujeres, se le resta valor y por ende no hay una buena remuneración, otras mujeres optan por el trabajo desde casa, ya sea en el cuidado de animales de corral y en el hacer comida y vender, otras el cuidado de las niñas y los niños. Es por eso que la red ha buscado que los beneficios de los proyectos sean desde casa, donde se pueda invertir un tiempo del día para el cuidado y la experiencia de lo que implica tener un huerto.

Ante la violecia que puede habitar una mujer, también se desencadena la violencia hacía la tierra, pues cuando una crisis ambiental asecha, la mujeres son las primeras en resentir las consecuencias, un ejemplo: sin agua las mujeres no pueden estar, no pueden realizar actividades que benefician a toda la familia. De acuerdo con García, 2012 ( p.11) : el ecofeminismo se dedica a evidenciar los impactos que la destrucción de la naturaleza provoca sobre las mujeres. En este sentido, se percibe como es que al vulnerar el territorio se vulnera a las mujeres y con ellas la niñez, la economía, sus derechos como mujeres y por lo tanto su autonomía.

Por eso es que nos acercamos a dar pistas que nos aporten y nos hagan reflexionar desde lo que implica el feminismo comunitario en relación al ecofeminismo1 y la búsqueda de comprender y actuar en la lucha de las mujeres en diferentes espacios y frentes.

De acuerdo con esto, la alternativa para los huertos es el trabajo a través de herramientas en el ámbito de la agroecología y de la permacultura. Esto, nos encamina a reconocer nuestros derechos a través de la práctica en relación con la red, desde reflexionar temas que son parte del camino y encontrarnos en un proceso intercultural y político que nos permite harar entre temas como la economía solidaria entre mujeres, un comercio justo y regional, la organización entre mujeres y la soberania alimentaria.

La economía de mercado, se ha considerado sólo para los hombres y su fin es la acumulación. Dentro de la red se pretende que tanto la producción como la participación sean sincronizadas en una producción digna de los espacios donde se crían lasa gallinas y se siembran las hortalizas en un trato justo con los recursos naturaleza y el aprovechamiento de esta. De acuerdo con García 2012: “El ecofeminismo rechaza la consideración como mercancías tanto de la naturaleza (agua, tierra, semillas, bosques) como de las mujeres (sus cuerpos y su trabajo), así como su instrumentalización para la acumulación del capital”.

Con lo anterior el camino de la red es reconocer los espacios de acción y acompañar procesos, esto implica reconocer las variantes y dimensiones que atraviesan el andar de las mujeres en relación con este proyecto, es preciso entener el proceso comunitario de forma sinérgica con el eco feminismo, es necesario hacer visibles los impactos a las mujeres ante la destrucción, despojo y contaminación de territorio que habitamos.

Por eso, al vulnerar los derechos de las mujeres indígenas, se vulnera a quien resguarda el territorio; desde prácticas locales siguen conservando aprendizajes que son amorosos con la madre Tierra, al retomar la tierra como espacio de encuentro para la siembra de hortalizas y plantas medicinales nos encontramos con una estrategia que las liberar de prejuicios y roles que violentan a las mujeres, además de generar un espacio de confianza al ser seguro para todas.

El caso de la Red, como aporte del ecofeminismo, entendemos que somos mujeres que son vulneradas como se vulnera a la tierra pero que también resistimos y nos organizamos para el cuidado de todas, así mismo nos regeneramos como la tierra para seguir con nuestra lucha de habitar dignamente el territorio donde hacemos posibles sueños.

La primera cosecha fueron rábanos, pero más allá de esto, la cosecha es y serán espacios de encuentro entre mujeres, que son organizadas, reflexivas y que trascienden sus acciones a la comunidad, el cuidado y defensa de su territorio y los derechos que les corresponden desde que son niñas.

¡Qué la costumbre sea el respeto a las Mujeres!

Bibliografía
Santana C. Nancy El Ecofeminismo Latinoamericano. Las Mujeres y la Naturaleza como Símbolos. Universidad de los Andes _ Trujillo
Ecofeminismo rurales, Mujeres por la soberania alimentaría, Revista Soberanía alimentaría, biodiversidad y culturas 2012