Las mujeres nahuas de la región de las Altas Montañas de Veracruz nos escuchamos en el encuentro y compartimos nuestras diferentes opiniones y emociones en la escucha de las voces al ser mujeres y pasar por diversas experiencias que han ocurrido a lo largo de los años y recientemente, visibles como actos impunes que vulneran a las mujeres de esta
región y muchas regiones de la nación y el mundo.

Hoy estamos aquí para ejercer la promoción del diálogo y compartir nuestras peticiones a través de este manifiesto. Somos mujeres trabajadoras, promotoras de derechos humanos, madres, hermanas, abuelas, tías, primas y amigas. Todas hemos sido vulneradas por parte de diferentes extractos sociales, lo cual genera diversidad de impactos en torno a nuestro
habitar el territorio. La violencia se permea como simbólica, directa e indirecta por parte de diversos extractos que influyen en el maltrato a las mujeres.

En la reflexión de ello, nosotras estamos organizadas para exigir el cumplimiento de nuestros derechos, la protección de las instituciones del Estado y la creación de políticas públicas con perspectiva de género, de derechos humanos y pertinencia cultural. Queremos dejar claro que como ciudadanas sujetas de derechos y sabedoras de esto, NO vamos a
tolerar más actos de discriminación, de intolerancia, y violencia debido a nuestro género, sexo, etnia y clase social. Nosotras somos sujetas de derechos y por lo tanto gritamos por la igualdad entre hombres y mujeres, no sólo en el ámbito privado sino en el ámbito público y político. Ejercer nuestro liderazgo es tomar decisiones tanto propias como colectivas que vienen desde la voz de las comunidades, que exigen representación y cumplimiento de sus derechos reflejados en necesidades, aquí manifestamos las necesidades que percibimos, que sentimos y que por supuesto no son ajenas a cada uno de los pueblos del país habitado por mujeres indígenas.
Nosotras nos capacitamos y preparamos para ejercer nuestros derechos como mujeres, como hijas de la tierra y el sol, para ser portavoces de nuestros pueblos y exigir una democracia verdadera sobre la cual descansen los principios de libertad, justicia e igualdad para los pueblos históricamente rezagados.

Para los pueblos originarios nuestro sentido de pertenencia hacia el territorio va más allá de saberlo nuestro, el territorio nos habita a nosotras por lo que, al pedir condiciones dignas de vida, no sólo las pedimos de forma individual, las pedimos como colectivas, como territorio que es habitado y habita, el silencio ya no es parte de nosotras el territorio grita
con nosotras.

Exigimos el alto a la violencia hacia las mujeres por haber nacido mujeres, alto a la violencia hacia nuestros cuerpos, que caen inertes en la tierra por no cumplir con mandatos sociales violatorios de nuestros derechos, alto a la violencia a nuestras mentes, a nuestra forma de vivir nuestra sexualidad, a nuestra forma de vivir nuestra cultura y pertenencia a
la tierra.

No permitiremos nos sigan asesinando impunemente, no permitiremos tampoco, se sigan reproduciendo discursos y prácticas de odio hacia nosotras mujeres indígenas.

Exigimos al Estado cubra la deuda histórica que tiene con los pueblos de la nación, exigimos se garanticen de forma digna y amplia nuestros derechos a:

  • Nuestro derecho al agua, como bien natural indispensable para el desarrollo de la
    vida.
  • Nuestro derecho a la salud a través de los servicios institucionales, pero también a través de la validación del derecho de los pueblos a la autosanación con sus prácticas ancestrales como lo marca el convenio 169 de la OIT y la validación de una experiencia tan sana y noble como la partería en un ambiente seguro y
    amigable, libre de violencias.
  •  Nuestro derecho a la educación con todos los medios que deba proporcionar el Estado como obligación con las ciudadanas y que esta educación sea laica y gratuita, libre de prejuicios y discriminación, exigimos el fortalecimiento de nuestra lengua materna el náhuatl durante las jornadas escolares.
  • Nuestro derecho a un medio ambiente sano, libre de contaminación y de cualquier forma de violencia hacia la madre tierra, exigimos sea reparado el daño causado a la naturaleza como una medida de sustentabilidad y sostenibilidad para continuar habitando nuestro territorio.
  • Nuestro derecho a la seguridad, dentro y fuera de nuestros hogares, en años recientes la violencia hacia las mujeres se ha incrementado estrepitosamente y como consecuencia no se han implementado medidas de seguridad que nos garanticen nuestro derecho a la vida más bien se nos revictimiza, se justifica la violencia en nuestra contra y no hay castigo para los agresores. Exigimos se mire la violencia hacia las mujeres en el ámbito comunitario como un problema real y serio y se pongan en marcha planes, programas y políticas que se traduzcan en protección para las mujeres.
  • Nuestro derecho a la justicia, el derecho de las mujeres indígenas a la justicia es vulnerado continua y sistemáticamente, exigimos justicia sin discriminación y en condiciones de igualdad, acceder a la justica nos permite a las mujeres avanzar en el ejercicio de nuestros derechos y ponerle un freno a la violencia.
  •  Nuestro derecho a un trabajo remunerado. Las mujeres indígenas somos participes dentro de nuestras comunidades, no solo como dadoras y cuidadoras de la vida, también fungimos como sustento económico de nuestras familias, por lo que consideramos una necesidad y un derecho a trabajar de manera remunerada, con trabajos dignos y remuneraciones justas por los productos y servicios otorgados.
  • Nuestro derecho a una vida libre de violencias. Como mujeres indígenas rechazamos cualquier tipo de violencias ejercidas hacia nosotras con la finalidad de controlar nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestra fuerza de trabajo, nuestra vida, nuestro espíritu y nuestros territorios, así como los bienes naturales que hay en ellos. Exigimos el respeto pleno a las formas de vida dentro de las comunidades indígenas siempre y cuando estas no respalden prácticas de sufrimiento para las mujeres, exigimos que las instituciones de Estado atiendan de manera inmediata la
    violencia hacia las mujeres y niñas ya que este grave problema daña los más profundo del tejido social, respete y accione conforme lo marcan las leyes nacionales y tratados internacionales que protegen a las mujeres, no permitiremos un acto más de violencia en razón de nuestro género, sexo, clase social y etnia.
  • Nuestro derecho a la participación política y ciudadana. Las que hoy alzamos la voz somos mujeres indígenas lideresas, conocedoras de nuestros derechos, organizadas, con capacidad de decisión, de crear y de transformar, quienes exigimos el respeto de nuestros derechos políticos; manifestamos que de hoy en mas no descansaremos hasta transformar la vida de nuestras hermanas indígenas, siempre alzaremos la voz, ejerceremos nuestro poder con las otras, participaremos en el ámbito público y político para que las necesidades, carencias, vulneraciones y atropellos que hoy vemos algunas, algún día podemos verlas todas y juntas construir un mundo donde las mujeres seamos dueñas de nuestro ser, de nuestros pasos en el mundo y de la tierra que nos habita y habitamos. Por mí, por ellas, por todas… Hasta que la costumbre sea el respeto a los derechos de las mujeres indígenas.

Red de Promotoras por los Derechos
Humanos de las mujeres Indígenas.
REPRODMI
Altas Montañas, Ver; México a 03 de febrero de 2020.